Las señales pueden ser físicas, como la temperatura, la luz o la presión mecánica u osmótica.
Pero también, pueden ser químicas como los nutrientes, o las substancias xenotóxicas (tóxicos del exterior).
Además, pueden ser generadas por el mismo organismo, como las hormonas.
Incluso, pueden ser generadas por la misma célula, que se informa a si misma de alguna situación relevante.